Implicar diferentes competencias con un juego
Como docente de Educación Física siempre trato de incluir en mis programaciones contenidos novedosos o diferentes, ya que despiertan la curiosidad del alumnado e igualan sus prestaciones motrices al partir todos de cero.
Este verano, durante mis vacaciones por el Périgord francés, observé a una familia alemana en una parcela cercana practicar un juego que en seguida llamó mi atención y que desconocía. Llamó mi atención por dos motivos: por un lado lo jugaba toda la familia, en la que había niños, adolescentes y adultos; y por otro, se trataba de una modalidad de bolos y, siendo como soy asturiano —el área de Europa donde hay mayor cantidad de modalidades de juegos de bolos—, no podía pasarme inadvertido. Esta curiosidad se acrecentó cuando otro día pude ver a una familia francesa en otra parcela practicando el mismo juego así que, cuando días más tarde vi el juego en venta en una tienda colindante al castillo medieval de Castelnaud, no dudé en adquirirlo.
Mi primera sorpresa fue descubrir que se trataba de una modalidad de bolos de origen finlandés y, al entender cómo era el juego, en seguida me di cuenta de su potencial educativo, pues se trata de un juego que desarrolla diferentes competencias y desarrolla la coordinación óculo-manual y la estrategia.
En cuanto a las competencias, como todos los juegos de bolos tendríamos la matemática, si bien su complejidad en este sentido lo hace un juego apropiado para la etapa de primaria, tampoco sería descartable para la etapa de secundaria. La competencia cultural, al tratarse de un juego finlandés, y la social, pues no hay un número de jugadores establecido —2 como mínimo y a partir de ahí ilimitado, pudiendo ser un juego individual, por parejas, equipos…—.
Respecto a la coordinación óculo-manual, ya que requiere tener puntería y aunque hay una técnica de lanzamiento que podríamos considerar como más apropiada, cualquier forma de lanzamiento sería válida. Y por último la estrategia, pues según la disposición de los bolos —que va evolucionando y cambia en cada partida— y de la necesidad de realizar una puntuación determinada, el jugador tiene que decidir hacia qué bolo realiza su tirada.
Personalmente lo he incluido en una unidad didáctica de juegos tradicionales en 5º curso de primaria, acompañando a la petanca y el “pinchu”, donde el alumnado trabaja por estaciones en diferentes sesiones, teniendo un éxito total.